Friday, 24 June 2011

Imperfect liturgies (II) / Liturgias imperfectas (II)


One hundred frantic drums, with rhythmic percussion, give lavish splendor of the event. Among those attending the ritual, a young man is suffering stoically unbearable bitterness. Feel guilty as ice in dry mouth. The weight of betrayal is not easy to bear.
A sallow-skinned girl burned incense and perfume weightless breaks through the dense mist of the marsh. Alesia recognizes the subtle fragrance, warm and sensual jasmine, amber, laudanum, Bulgarian rose, orange blossom, sandalwood, saffron, ... and felt pleased with the implicit message of odorant molecules.
Ceremonial trumpets sound in the shadows and the boat, lit a torch of fire crimson, is spurred on toward the inevitable distance, to the terrible Sea of ​​Darkness, where no one has ever returned.
She remains proud look, a virgin in his martyrdom. It covers the shoulders lightly with a sienna-colored wool gown in an elegant gesture that is more mechanic than necessary. Surreptitiously she stroking with a gold necklace that fits sensuously his precious neck. Two burning jewels hanging weightless the precious jewel.
Then one remembers Alesia insightful statement: "We are a memory, a culture. To the crimes of intolerance, to the evil of totalitarian ideologies, my identity is fused with the personality of each one of those who have died needlessly, victims of bigotry. 
The lightweight boat will be carried by the breath of gods to a destination unknown. She contemplates the vast city of the bow agnosinios, with a white and yellow flag, which shows the emblem of an hourglass, and waving, indolent, driven by the gentle breeze. Agnopolis will soon be just a point of light in the gloomy vastness.
"Abandon the sea my boat and let the temporary scrapping its white wings," pointed the bitter omens. The prophecy has fulfilled the predictions of the oracles invisible cosmos. She sits on the railing of the boat and hopes that the spirits will choose a destination intangible kind.
Alesia evokes a messianic words: "The world is not governed by vengeful gods. Fire Ships will sail on the horizon and be lost in her womb. The reality will be more evident than madness. Not perceive these words as an endless enigma. The message of love is beyond the esoteric world laws. The wind and the sea is becalmed, as the innocent who accepted without an undeserved punishment. Let the unlucky fate sets the direction of your boat. The wisdom lies in contempt of weaknesses. In truth, goodness for the light in the gloom and when loss is focused even through the black night. "
At the time, recalls with nostalgia Alesia patchwork of poignant reflections: "There is a magic moment when you reach such an understanding of the importance of emotions and feelings you run out of breath. Intuitive understanding of the bases cyber ethics and human morality goes beyond any connotation of neurological or religious. "
From a nearby ship and immense, illuminated by hundreds of yellow lights, comes a sad melody. Alesia immediately recognizes the notes of "Nearer, O God of you." A shiver runs through your spine. Memories crowd suddenly pouring into his mind. Tears slide, lazy, their stolid cheeks. A faint howl warns him not alone. At his feet lies Argos, the faithful little dog.
She pressed with unusual force a small boulder with his slender fingers, while he muses to himself: "It's good to travel with me my secrets."
A white light pale a sea fans incomprehensible. There is something intangible in that surreal glow is like a hidden magic. A circular tattoo shines briefly on top of one of his lanky arms. Then she rescues from her memory about her arrival in the country of isinios.


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Cien timbales frenéticos, con rítmica percusión, dan lucimiento fastuoso al acontecimiento. Entre los asistentes al ritual, un hombre joven sufre estoicamente una insoportable amargura.  Siente su culpabilidad como hiel en boca seca. El peso de la traición no es fácil de sobrellevar.
Una muchacha de piel cetrina ha quemado incienso y su perfume ingrávido se abre paso entre las brumas densas de la marisma. Alesia reconoce la sutil fragancia, cálida y voluptuosa: jazmín, ámbar, láudano, rosa búlgara, flor de azahar, sándalo,  azafrán,… y percibe con agrado el mensaje implícito en las moléculas odorantes.
Suenan las trompetas ceremoniales en medio de las sombras y la embarcación, alumbrada con una antorcha de fuego carmesí, es espoleada hacia la inevitable lejanía, hacia el temible Mar de las Tinieblas, de donde nadie ha regresado jamás.
La joven mantiene altiva la mirada, como una virgen en su martirio. Se cubre los hombros levemente con una toga de lana color siena en un gesto elegante que tiene más de mecánico que de necesario. Disimuladamente acaricia con afección una gargantilla de oro que se acomoda sensualmente a su precioso cuello. Dos rubís encendidos cuelgan ingrávidos de la preciada joya.
Alesia rememora a continuación una aseveración perspicaz: “Somos una memoria, una cultura. Ante los crímenes de la intolerancia, ante la maldad de las ideologías totalitarias, mi identidad se fusiona con la personalidad de cada uno de aquellos que han muerto inútilmente, víctimas del fanatismo.”
La liviana chalupa será llevada por el soplo de los dioses hacia un destino indeterminado. La muchacha contempla la inmensa ciudad de los agnosinios desde la proa frágil, junto a una bandera blanca y amarilla, que muestra  el emblema de un reloj de arena, y que ondea, indolente,  impulsada por la suave brisa. Agnopolis será pronto tan sólo un punto de luz en la inmensidad lóbrega.
“Abandonad al mar mi barca y dejad que el temporal desguace sus alas blancas”, apuntaban los amargos presagios. La profecía se ha ajustado a las previsiones de los oráculos invisibles del cosmos. La joven se sienta en la barandilla de la chalupa y confía en que los espíritus intangibles le escojan un destino amable.
Alesia evoca unas palabras mesiánicas: “No inmoléis a los devotos de la gracia divina. El mundo no se rige por dioses vengativos. Naves de fuego surcarán la línea del horizonte y se perderán en sus entrañas. La realidad será más evidente que la locura. No entendáis  estas palabras como un enigma sin fin. El mensaje del amor está por encima de las leyes esotéricas del mundo. El viento y el mar se encalman, como el inocente que acepta sin más un castigo inmerecido. Dejad que los infaustos hados marquen el rumbo de vuestro velero. La sabiduría subyace en el desprecio de las debilidades. En verdad, la bondad busca la luz en la tenebrosidad y cuando está perdida se orienta incluso en medio de la negra noche.”
A la sazón Alesia recuerda con nostalgia retazos de unas reflexiones conmovedoras: “Existe un momento mágico en el que alcanzas tal entendimiento de la importancia de las emociones y de los sentimientos que te quedas sin respiración. La comprensión intuitiva de las bases cibernéticas de la ética y la moral humanas va más allá de cualquier connotación de tipo neurológico o religioso.”
Desde un cercano e inmenso navío, iluminado por cientos de luces amarillas, llega una triste melodía. Alesia reconoce de inmediato las notas de  Más cerca, oh Dios de ti”. Un escalofrío recorre su espina dorsal. Se agolpan de repente recuerdos a raudales en su mente. Y unas lágrimas resbalan, holgazanas, por sus imperturbables mejillas. Un casi imperceptible aullido le advierte que no está sola. A sus pies yace Argos, su perrillo fiel.
La muchacha aprieta con fuerza inusitada un pequeño canto rodado con sus gráciles dedos, al tiempo que cavila para sus adentros: “Es conveniente que mis secretos viajen conmigo.”
Una luz blanca aviva pálidamente un mar incomprensible. Hay algo impalpable en aquella luminiscencia irreal, es como una magia escondida. Un tatuaje circular brilla fugazmente en lo alto de uno de sus espigados brazos. Entonces rescata de su memoria cómo fue su llegada al país de los isinios.