And so much more detail on this subject are reported by Drosnin. To a question aimed by the author to a prominent mathematician at Yale, he responded: "It is possible, theoretically, to believe in the code of the Bible without believing in God. But he who accepts the existence of God does not need to ask who can see the future. "
The existence of God has always seemed a matter of controversy, and is very easy to get lost in a sea of disbelief analyzing the potentiality of life. For this reason I consider man's destiny and perhaps also the ordering of the universe as a gigantic puzzle with facts concealed by seemingly divine transcendence.
Many other examples are cited by Drosnin in his book, like Napoleon, that is encoded along with France, Waterloo and Elba. Shakespeare is part of a sequence, which also appear Hamlet and Macbeth. Beethoven and Johann appear as German composers Bach and Rembrandt is encoded as a Dutchman and a painter. Picasso is named as the artist
Wright brothers also are connected with the word airplane. Edison features together with electricity and light bulb, Marconi with radio appears next to Newton gravity. Pearl Harbor is also riddled with words destruction of the fortress. Hiroshima is encoded in a sequence of 1945 equidistant points, which is the year that the atomic bomb fell. President Kennedy is inevitably next to Dallas, as if everything were predestined from the beginning of time.
I could speak at length on chance and necessity and that Einstein's famous statement "God does not play dice" and could go deeper into the ultimate meaning of this concept, but I'll leave that for later.
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También relata Drosnisn que los matemáticos israelitas realizaron búsquedas sistemáticas del termino holocausto que dio por resultado la obtención de resultados estremecedores: Hitler y nazi se encontraban junto a matanza; Alemania se cruzaba con nazis y Berlín. Y el hombre que dirigió los campos de concentración, Eichmann , aparecía junto a hornos y exterminio.
Y así muchos más detalles acerca de este tema son relatados por Drosnin. A una pregunta del autor dirigida a un destacado matemático de Yale, este respondía: " Es posible, en teoría, creer en el código de la Biblia sin creer en Dios. Pero aquel que acepta la existencia de Dios ya no necesita preguntarse quién puede ver el futuro."
La existencia de Dios siempre me ha parecido un tema de controversia, y es muy fácil perderse en un mar de incredulidad analizando la virtualidad de la vida. Por este motivo considero el destino del hombre y acaso también el ordenamiento del universo como un gigantesco enigma oculto por hechos con trascendencia aparentemente divina.
Muchos otros ejemplos son citados por Drosnin en su libro, como Napoleón, que está codificado junto a Francia, Waterloo y Elba. Shakespeare forma parte de una secuencia, donde también aparecen Hamlet y Macbeth. Beethoven y Johann Bach aparecen como compositores alemanes y Rembrandt está codificado como holandés y pintor. Picasso figura como el artista.
Asimismo los hermanos Wright están conectados con la palabra aeroplano. Edison figura junto a electricidad y bombilla; Marconi junto a radio; junto a Newton aparece gravedad. Pearl Harbor también aparece atravesado por las palabras destrucción de la fortaleza. Hiroshima está codificado en una secuencia equidistante de 1945 letras, que es el año que cayó la bomba atómica. El presidente Kennedy aparece indefectiblemente junto a Dallas, como si todo estuviese predestinado desde el principio de los tiempos.
Podría hablar largo y tendido sobre el azar y la necesidad y de aquella frase célebre de Einstein " Dios no juega a los dados", y podría profundizar un poco más en el significado definitivo de este concepto, pero esto lo dejaré para más adelante
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