Borges paused and continued his testimony: "When I visited Barcelona for the first time in 1919 I was fascinated by the work of Gaudí. One day I had the luck to talk with the noted architect in his study of the Sagrada Familia. He was an old man who was about seventy years old. He had a medieval mind and stayed away from the society of his time. He talked about his work and his ideas on the order of the Temple. His philosophy, hermetic and deeply religious, marked his work and existence. "
Borges sipped some tea and said: "Gaudi was very kind to me. We visited together the Holy Family. The shrine that the architect was designing was a reflection of the legendary Temple of Solomon, which symbolically represents infinite space. We go by the majestic interior of their ships and got into the top of the pinnacles in the form of corncobs, crowned with leaves of mistletoe. This element was emblematic plant of the Druids, priests and magicians of Celtic religion.
Druids as applied in their fertility rites. Gaudí always sought inspiration in nature. "
Borges was a long pause he continued: "Gaudí argued that the shape of the towers, and parabolic vertical, symbolizing the union of gravity with light. He explained the structural and aesthetic advantages of using innovative geometries, based on hyperbolic paraboloid.
"Borges was a silence and said:" Gaudí showed me a model of Christ articulated located between several mirrors that the architect used to create their stone figures. Then we walked the spiral staircase inside the imposing towers. Helices were unattainable to the sky, an entire allegorical foreshadowing of the genetic structure of living things. "
Borges resumed his tale: "The spell Gaudi permeated everything. It was to see the universe from inside a giant kaleidoscope of bright colors. The temple was the polychrome stone translation of another version of the world dream: Dante's Divine Comedy. Everything seemed to be wrapped in gold dust. I saw mythologies flooded sites ignored. I was drunk with a perfume that smelled of incense, jasmine and thyme. I attended a procession of fireflies emitting a strange light in the dark bluish evanescent.
The impassioned speech by Borges was letting breath. The writer continued: "In its review Gaudí showed me made models to scale. They were made of wire fitted with tiny lead counterweights to verify the composition of forces. With wet sand, dropped from above, Gaudí felt the dynamic effects present in the design of the towers cob. The white sand of time he also ran well for their small hands, distracted as browsing a book of infinite pages. "
Borges paused and continued: "We went down some stairs to the crypt of the temple under construction. There followed my discovery. While Gaudi's voice spoke to me of ancient rituals I saw all over the world from serendipity viewing angles. The universe was designed in an unusual space. Gaudi had accomplished the miracle of concentrating the cosmos in a singular point. It was a point that contained all the points. It was like a small iridescent sphere of unbearable brilliance. There was nothing that looked and everything was possible. Thus was born the Aleph. "
Borges, after a slight sigh, resumed his tale: "I took away some notes in a notebook graph. Over time hurried penmanship that formed my story: The Aleph. That story was my most precious treasure. I dared not show it to anyone. It was like the Holy Grail of the blood of Christ. "
Borges hesitated a moment and continued breathlessly: "One fateful day, in a fit of distraction, threw the original manuscript of the Aleph purifying fire. I did it for fear that my modest literary work was not up to the sublime to Gaudi's work trying to emulate. Gaudi's Temple blinding light spilled across its surface. Both works were meant to be a reflection of the mysterious structure of the universe. The Gaudi had done so, the Borges no".
Borges took a breath and said: "Years later when I realized my folly, I wept bitterly and tried to reconstruct the primal narrative. From Buenos Aires this task was unthinkable. I had to sneak back into the skin of the young Borges and restore Barcelona he had known in my years of wine and roses. In my lonely nights I saw it, without intending to, a fictional character Pierre Menard. In my new hero I did feel and think as Cervantes. Menard was an effective device for entertaining me. "Now I could understand the trepidation of Borges previously referring to the genesis of Menard. My question had awakened old memories asleep in his memory. Borges continued her story "The Aleph was impressive symmetry conceals the purpose of recreating the world of Dante in his Divine Comedy. Hence the name I chose for the discoverer of the Aleph: Carlos Argentino Danieri. Notice that the word curiously Danieri is formed by the contraction of the words of Dante Alighieri"
Borges hizo una pausa y prosiguió su testimonio: “Cuando visité Barcelona por primera vez el año 1919 quedé fascinado por la obra de Gaudí. Un día tuve la suerte de poder platicar con el notable arquitecto en su estudio del templo de la Sagrada Familia. Era un anciano que tenía cerca de setenta años de edad. Poseía un espíritu medieval y se mantenía alejado de la sociedad de su época. Me habló de su obra y de sus ideas sobre la orden del Temple. Su filosofía, hermética y profundamente religiosa, marcaba su obra y su existencia”.
Borges saboreó un poco de té y dijo: “Gaudí fue muy amable conmigo. Visitamos juntos la Sagrada Familia. El santuario que el arquitecto estaba diseñando era el reflejo del mítico Templo de Salomón, el cual representaba simbólicamente al espacio infinito. Deambulamos por el interior de sus naves majestuosas y subimos a lo más alto de los pináculos en forma de mazorcas de maíz, coronados con hojas de muérdago. Este elemento vegetal era el emblema de los druidas, sacerdotes y magos de la religión celta. Los druidas lo aplicaban en sus ritos de fertilidad. Gaudí buscaba siempre su inspiración en la naturaleza”.
Borges hizo una larga pausa y prosiguió: “Gaudí sostenía que la forma de las torres, vertical y parabólica, simbolizaba la unión de la gravedad con la luz. Me explicó las ventajas estructurales y estéticas de la utilización de geometrías innovadoras, basadas en paraboloides hiperbólicos”.
Borges hizo un silencio y dijo: “Gaudí me mostró un modelo de Cristo a tamaño natural situado entre varios espejos articulados que el arquitecto utilizaba para la creación de sus figuras de piedra. Después paseamos por las escaleras helicoidales del interior de las imponentes torres. Eran tornillos sin fin hacia el inalcanzable firmamento, toda una premonición alegórica de la estructura genética de los seres vivos”.
Borges reanudó el relato: “El hechizo gaudiniano lo impregnaba todo. Era como contemplar el universo desde el interior de un gigantesco calidoscopio de colores brillantes. El templo era la traducción en piedra policromada de otra versión soñada del mundo: La Divina Comedia de Dante. Todo parecía estar envuelto en polvo de oro. Vi parajes inundados de mitologías ignoradas. Me embriagué con un perfume que olía a incienso, jazmín y tomillo. Asistí a una procesión de luciérnagas que emitían una extraña luz azulina en la oscuridad evanescente”.
El discurso apasionado de Borges le estaba dejando sin aliento. El escritor prosiguió: “En su estudio Gaudí me mostro maquetas hechas a escala. Estaban fabricadas con hilos provistos de minúsculos contrapesos de plomo para verificar la composición de fuerzas. Con arena húmeda, dejada caer desde arriba, Gaudí experimentaba los efectos dinámicos presentes en el diseño de las torres mazorca. La arena blanca del tiempo se le escurría así también de sus frágiles manos, como hojeando distraído un libro de infinitas páginas. ”
Borges hizo una pausa y prosiguió: “Descendimos por unos escalones a la cripta del templo en construcción. Allí tuvo lugar mi descubrimiento. Mientras la voz de Gaudí me hablaba de ritos ancestrales vi todos los lugares del orbe desde impensados ángulos de visión. El universo estaba proyectado en un espacio insólito. Gaudí había logrado el milagro de concentrar el cosmos en un punto singular. Era un punto que contenía todos los puntos. Era como una pequeña esfera tornasolada de intolerable fulgor. Allí nada era lo que parecía y todo era posible. Así nació el Aleph.”
Borges, tras un leve suspiro, reinició el relato: “Tomé de inmediato unas notas en un cuaderno cuadriculado. Con el paso del tiempo aquella apresurada caligrafía conformó mi historia: El Aleph. Aquel relato era mi más preciado tesoro. No me atrevía a mostrárselo a nadie. Era como el Santo Grial de la sangre de Cristo”.
Borges vaciló un instante y continuó con voz entrecortada: “Un aciago día, en un arrebato de enajenación, arrojé el manuscrito original del Aleph al fuego purificador. Lo hice ante el temor de que mi modesta obra literaria no estuviese a la altura de la excelsa obra gaudiniana a la que trataba de emular. El templo de Gaudí desbordaba luz cegadora por toda su superficie. Ambas obras pretendían ser un reflejo de la estructura misteriosa del universo. La de Gaudí lo había logrado, la de Borges no”.
Borges se tomó un respiro y dijo: “Años más tarde cuando me percaté de mi desatino, lloré amargamente e intenté reconstruir la narración primigenia. Desde Buenos Aires esta tarea era impensable. Tuve que infiltrarme de nuevo en la piel del joven Borges y recuperar la Barcelona que había conocido en mis años de vino y rosas. En mis noches de soledad concebí, sin proponérmelo, un personaje ficticio: Pierre Menard. A mi nuevo protagonista le hice sentir y pensar como Cervantes. Menard fue para mí un eficaz artificio lúdico.”
Ahora yo era capaz de entender la turbación de Borges al referirse anteriormente a la génesis de Menard. Mi pregunta le había despertado viejos recuerdos dormidos en su memoria. Borges prosiguió su relato: “El Aleph era la simetría oculta del impresionante propósito de Dante de recrear el mundo en su Divina Comedia. De ahí el nombre que escogí para el descubridor del Aleph: Carlos Argentino Danieri. Observad que curiosamente la palabra Danieri está formada por la contracción de las palabras de Dante Alighieri”
No comments:
Post a Comment